Tras la muerte de su tío, Şenay hereda un rancho a las afueras de la ciudad. Un rancho enorme y precioso, al lado del mar, y con miles de metros cuadrados. Un lugar que se asemeja más a un pequeño paraíso que a un lugar de la tierra. Pero hay un pequeño problema: para poder quedarse con él, necesita pagar cierta cantidad que su tío percibió como fianza por la venta de esa finca.
Howard Shaw, el comprador de aquel lugar, está realmente interesado en que Şenay acepte el cheque millonario y se largue de la finca, para poder llevar a cabo sus planes de negocio. Pero ella está decidida a devolver, como sea, los doscientos mil dólares de la fianza, por lo que el comprador decide enviar a su hijo para extorsionarla, para molestarla, para obligarla a aceptar el dinero y a marcharse de allí.
Cuando Calvin llega al rancho con intenciones de presionar a la nueva propietaria, se encuentra ni más ni menos, que con Şenay Miller, alguien que está muy lejos de ser una desconocida para él.
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